martes, 20 de enero de 2015

El misterio de la mujer sin nombre (MSN1- MSN 8)


El misterio de la mujer sin nombre (MSN 1)

Juan sonreía mientras conducía, a bastante más velocidad de la aconsejable, por la autovía del Duero. Había salido de Londres por la mañana, con frío y sol, y ahora llevaba casi cien kilómetros envuelto en una niebla espesa que no le abandonó hasta llegar a Zamora.

Había concluido con éxito las dos pruebas para entrar en el Clan de los Clunys: robar un Manet a un coleccionista privado y hacer un recorrido en un tiempo récord conduciendo por un Londres navideño lleno de turistas y luces de colores.

Ahora disponía de tres semanas libres antes de comenzar el siguiente trabajo.


Tina había terminado con la poda y estaba harta de nieblas. Comenzó la semana con la esperanza de que llegara algún frente con lluvias que propiciara el nacimiento de las cubiertas, pero probablemente no llegaría hasta el jueves, y débil.

Llevaba casi un mes sin saber nada de Juan y, con este tiempo, la mejor medicina era quedar a comer con sus amigos y ayudar con los últimos detalles de la comida que tenían el domingo en la bodega, una comida que organizaba Paladar y Tomar y que desafiaba a cualquier intento de seguir una dieta.



MSN 2.-Se van las nieblas, vuelve la luz


Tina no estaba en casa. El timbre sonó a vacío cuando Juan llamó a su puerta. No había promesas ni compromisos entre ellos, solo almas que se habían abierto juntas y cuerpos fundidos sin explicaciones, sin mediar palabra. Ninguno de los dos eran de los que guardaban ayunos o abstinencias, ninguno había hecho planes, ni concertado citas, pero Juan esperaba que ella le estuviera esperando.

Sacó las llaves de casa y tiró el equipaje en la puerta, pensó dejarle una nota en la de ella, pero cambió de idea: la pared que separaba sus pisos le dejaría saber cuando, y como, estaría de vuelta. Ya se disponía a cerrar cuando oyó que se abría el portal y que unos tacones repiqueteaban por la escalera. Juan se apoyó en el vano y esperó. Cada peldaño le iba trayendo su perfume más cerca.


Tina volvió a casa con una urgencia absurda. Dejó a sus amigos en medio de una discusión sobre…¡no se acordaba!.
Puede que fuera la niebla de los últimos días, pero estaba triste y un poco perdida, se sumía en el trabajo, revisaba, planificaba e iniciaba proyectos que llenaran su tiempo. Echaba de menos sus aventuras con Jules, pero ni siquiera la última visita de éste la había sacado de su inercia. Hablaron de viajes y barricas, de misterios resueltos y aventuras compartidas, pero nada había conseguido entusiasmarla. Casi nada, porque Jules, hábilmente, había dejado encendida la mecha comentando el hallazgo del cuerpo de una mujer sin nombre, medio escondido entre unos restos de poda, una mujer sin papeles, sin bolso, sin huellas, vestida como para una fiesta a la que nunca llegó a acudir. Un cadáver anónimo completamente fuera de sitio.Y en eso iba pensando de vuelta a casa: mandaría un correo a Jules para pedirle mas detalles, porque no le hizo demasiado caso cuando se lo contó y luego no había conseguido encontrar ninguna noticia en la prensa. Jules, de bodega en bodega, con su afán por preguntar y enrollarse con todo el mundo, siempre se enteraba de cosas que ni siquiera salían a la luz.

Acostumbrada a subir trotando los dos pisos, maldijo entredientes los tacones y estuvo a punto de caer, pero Juan llegó hasta ella sin darle tiempo a seguir pensando.



MSN 3.- Entre dos luces

Cuando Tina llegó a vivir a Zamora huyendo de Madrid y de una relación tóxica, se había propuesto que ningún hombre volvería a condicionar su trabajo o su vida. Ahora, poco más de tres años después, absolutamente enamorada de la ciudad y de su trabajo, se reafirmaba en sus propósitos con mucho más motivo.

Sin embargo parecía que estaba condenada a cruzarse con hombres nada convencionales, nómadas de trabajos sin horario y...¡tremendamente guapos!

Miró a Juan que dormía respirando relajadamente, disfrutando del sueño que le había vencido tras la noche intensa compartida. Estaba aún más atractivo con el pelo revuelto, sin afeitar y medio cubierto por el revoltijo blanco de las sábanas.

Sacudió la cabeza y, para centrarse, chequeó su correo en el móvil. Jules contestaba sin dar ninguna información, la proponía, en cambio, comer juntos el viernes, cuando pasara por Toro en su regreso desde Oporto a Burdeos:

- Te lo cuento todo mientras celebramos la cantidad de barricas que he vendido este viaje.- terminaba diciendo Jules en su correo.

Tina marco su número mientras salía de la habitación.


Juan realmente no dormía, le gustaba verla moverse cuando creía que nadie la observaba. Oyó cómo comenzaba una conversación telefónica en francés y no necesitó más para saber con quién estaba hablando. Juan sabía perfectamente que Jules estaba utilizando la afición al misterio de Tina como cebo, pero lo que no sabía el francés es que en ese juego él tenía todas las de ganar, de hecho ese era el juego con el que se ganaba la vida.

Juan esperó a que Tina se fuera para atrapar su móvil de trabajo, oculto bajo la mesilla con su pistola.

- Fran, necesito que me busques, sin pasar informe, todo lo que haya sobre el hallazgo de una mujer sin identificar, aparecida muerta junto a los restos de poda de una viña entre Nochevieja y Reyes. Eso es todo lo que se, pero seguro que para ti es más que suficiente.



MSN 4.-Sin soltar amarras

Solo habían intercambiado un par de frases coherentes, no tenían tiempo para hablar. Pasaban las noches juntos y Tina cruzaba desde el piso de Juan al suyo cada mañana para darse una ducha y cambiarse de ropa antes de volver al trabajo. No se había atrevido a preguntarle cuanto tiempo se quedaría esta vez. Tampoco le había dicho que hoy comería con Jules.

No es fácil retomar una relación como amigos cuando una de las dos partes sigue queriendo más, pero Jules sabía que con Tina, ahora, tenía que ser o eso o nada. En su fuero interno no se rendía, pero se guardaba de dejarlo traslucir.

Estaba esperando en el nuevo bar de la Plaza Mayor y la vio venir caminando, pararse con alguien y mirar hacia él mientras conversaba. No pudo evitar que se le hiciera un nudo en el estómago mientras recordaba el sabor de su piel y el de todos los vinos probados en sus labios. No, no se conformaba en absoluto con ser su amigo, ni con los insípidos besos con los que se saludaron.


-Estoy tomando Piedra Azul ¿te pido lo mismo?

-Si. Nos queda ya poco de este 2013 y aún nos falta un mes para sacar el 2014, que está buenísimo. Te he traído una muestra para que te lleves y lo pruebes-contestó Tina.

Mientras comían en el Restaurante Eusebio, en las Tres Cruces, uno de los sitios favoritos de Tina, Jules le contó todo lo que sabía sobre la mujer sin nombre, como la habían bautizado los del pueblo en cuyo término fue encontrada.

-Se la encontraron a media mañana dos hermanos que iban a la viña a quemar los restos de leña de poda, imagínate el susto que se llevaron. Según me contaron ellos mismos, era muy guapa, muy alta, parecía extranjera, llevaba puesto un vestido de fiesta y no tenía ni zapatos, ni bolso. No había sangre, ni más señales de violencia que las de haberla tirado como un trasto viejo y haber tratado de cubrirla con los sarmientos, aunque sin poner mucho empeño. Dieron parte y esperaron hasta que se llevó a cabo el levantamiento del cadáver. Ellos ya son mayores y se han alegrado de que no haya trascendido a la prensa porque, como ellos dicen, en el pueblo son cuatro viejos y no tienen ganas de que les vuelvan locos. La fechas en las que se produjo y la falta de personal en teles y periódicos ha ayudado a que así fuera

-Y tú ¿cómo te has enterado?- preguntó Tina.
-Porque se jugar al dominó.- contestó Jules riendo.


MSN 5.-Mujeres a todo color y sin etiquetas.

En un principio Jules pensó que no había sido una buena idea quedarse a la cata del Azul 2014 y pasar el fin de semana en con Tina y sus amigos. Tener que verla con Juan.

Aunque Tina le había dicho que solo eran vecinos que se llevaban bien, a Jules no podía engañarlo y, fueran las que fueran las razones por las que Juan y ella querían ocultarlo, con él no lo conseguían: Jules notaba la línea de alta tensión que les unía, como se miraban, como saltaban chispas cuando se rozaban. Reconoció en los ojos de Juan la misma mirada hambrienta que él había tenido cuando estaba con ella, la que seguía teniendo cada vez que la tenía cerca.

Sin embargo al final consiguió relajarse, disfrutar de la cata que definía al nuevo Piedra Azul y pasarlo bien. También es verdad que era difícil resistirse al encanto de María, una de las mejores amigas de Tina, que seguramente intuía por lo que Jules estaba pasando y se ocupó de que no se sintiera solo en ningún momento, es más, consiguió absorber su atención, y, a medida que iban avanzando la tarde y lo vinos, nació entre ellos una complicidad divertida que les hacía entenderse con la mirada.

Juan sabía que les convenía ser discretos, pero tenerla tan cerca y no tocarla era una tortura para la que no había sido entrenado. No habían hablado desde que ella salió de casa, muy temprano, dejándolo en la cama. Sabía que había comido con Jules y, encima, se lo había traído directamente a la cata y a la cena. No le hacía ninguna gracia verlos juntos, la verdad.

Por otra parte, Juan ya tenía el informe de Fran y, tal y como se había imaginado, esa mujer sin nombre era otra más para la carpeta de mujeres muertas con una sonrisa triste, un caso de los que nunca podrían cerrar. Se preguntaba si compartir la información con Tina o dejarla en su juego de detectives aficionados y esperar a ver que le decía. Sí es que le decía algo.


MSN 6.- Una cuestión de piel.

-Tenemos que hablar.

Tina llegaba ya a la puerta cuando oyó la temida frase. Se quedó parada, aún dando la espalda a Juan, y respiró hondo antes de volverse. La había cogido completamente por sorpresa y después de las últimas noches, de las largas y tórridas noches, no esperaba que la despedida de esa mañana empezara por un “Tenemos que hablar”. No esperaba aún una despedida.
Juan se había puesto únicamente el pantalón de deporte, claramente había saltado de la cama para pillarla antes de que se fuera al trabajo. No iba a ser fácil escucharle viendo lo que se iba a perder.

-Necesito saber por qué y para qué te metes en líos, te involucras en investigaciones que corresponden a profesionales y que no tienen nada que ver contigo, corres riesgos y te pones en peligro...

Tina no pudo evitar ni el suspiro de alivio, ni la carcajada posterior, dejando a Juan con una cara que reflejaba mitad cabreo, mitad sorpresa.

-No creo que esto sea cosa de risa y, precisamente eso es lo que me preocupa, que para tí y para ese gilipollas francés esto sea un juego para subir la adrenalina.-dijo Juan con un tono que Tina no le había oído antes, en voz baja, arrastrando las palabras, claramente enfadado.

-¡Estás celoso!.- dijo Tina al mismo tiempo que se acercaba para abrazarle.-¡Estás celoso y preocupado!
- Y te parece gracioso, parece ser.- contestó Juan, mientras involuntariamente se dejaba abrazar y deshacía la coleta de Tina para meter la mano entre su pelo.
- Pensaba que…

Juan no dejó que Tina terminara la frase. Hay cosas que se aclaran mejor sin palabras. Hay cosas que solo son cuestión de piel; pero interrumpió ligeramente el beso para decir:

-Seguimos teniendo que hablar, no lo olvides.


MSN 7.-Mezclando vino y literatura.

-Sabes cual es mi trabajo y sabes que tengo acceso a información interna sobre tus “misterios”, pero necesito saber para qué y, sobretodo, por qué te interesa, cómo la vas a utilizar, con quién vas a compartirla. Necesito entender esta necesidad tuya de meterte en líos para satisfacer una curiosidad que, conociéndote, no puede ser morbosa.
-”Nada humano me es ajeno”.-dijo Tina
- ¡No me contestes con una cita, por favor!, ¡Se sincera conmigo en esto!
- Sincera lo he sido siempre y tu no puedes decir lo mismo. Y ahora voy a sincerarme contigo , que es otra cosa distinta, porque , .-continuó Tina y, cambiando el tono, se dirigió a Juan como si estuviera en un interrogatorio:
- Lo confieso, agente, tengo un vicio secreto, me gusta escribir novela negra. Mi madre era una gran aficionada y crecí leyendo tanto a Dashiell Hammett como a García Pavón, eso me enseñó a preguntarme por las causas, por los acontecimientos que conducen a alguien a cometer un delito, o a convertirse en una víctima, y a darme cuenta de que cuando escribimos vemos las cosas más claras. ¿Satisfecho?
-No. No me has contestado con quién vas a compartir la información.-dijo Juan.-
-Dímelo tu. Dime la respuesta qué quieres tener.
-Quiero que no hagas nada sin contar conmigo, que la información que consigas por tu cuenta me la des, que la que yo te facilite prometas no utilizarla más que como argumentos de ficción que no puedan ser identificados nunca con personas o hechos reales, quiero…
Tina no le dejó continuar, se lanzó a su cuello y le abrazó con todas sus fuerzas.
-¿Se puede saber que te pasa ahora?, ¿nunca me vas a dejar terminar una frase?-dijo Juan.
-Me pasa...me pasa que me vas a dejar que las cosas me pasen contigo.
- Venga, peliculera, ahora a trabajar y a aprenderte mis dos primeras condiciones:
“No vas a dejar que nada, ni nadie, condicione tu vida o tu trabajo”-dijo Juan
-Esa me la impuse yo hace tiempo, así que llegas tarde.-contestó riendo Tina.-¿Cual es la otra?
- Yo te voy a enseñar cosas de mi trabajo, quiero que me enseñes a conocer el tuyo: quiero aprender más cosas sobre la viña y sobre el vino.
-Hecho, empezamos mañana con una visita a Estancia Piedra y vemos la viña y la bodega.
-Es sábado...- dijo Juan
-No importa, los fines de semana también abrimos por las mañanas. ¿Hay mas condiciones?-
-Claro que sí, pero esas te las contaré por la noche, con calma. Ahora a trabajar, que llegas tarde.


MSN 8.- Toro, más que tintos.

La vida de Juan es poliédrica. Oficialmente es programador y analista informático, tiene su propia empresa y unos ingresos que le permiten llevar un nivel de vida alto. Su trabajo le obliga a viajar periódicamente y, al mismo tiempo, le permite vivir donde le da la gana. La gente espera, y el fomenta, que sea un poco friki y a nadie le extraña que sea alto, guapo y con pasta, desde que Ashton Kutcher interpreta a Walden en "Dos hombres y medio"
En este mundo normal que se ha creado, un mundo en el que puede salir, tener amigos, relajarse y olvidarse un poco de su trabajo real, únicamente Tina conoce la verdad, solo ella sabe que, si bien es cierto que es un experto informático, su trabajo tiene poco que ver con la seguridad de sentarse frente a un ordenador, y, aunque lo utilice como arma de trabajo, no es el arma que guarda en la mesilla. Su preparación física, una formación de élite y otras muchas cosas que poco a poco iba descubriendo sobre él no dejaban de sorprenderla y aún no se creía todo lo que él estaba dispuesto a enseñarla y a compartir. Claro que aún se sorprendía más con su curiosidad por las pequeñas cosas, como sabía encajar con sus amigos y con que ganas se estaba iniciando en el mundo del vino.
-Yo creía que en Toro solo había tintos.- había comentado Juan en la cata, después de probar los blancos y rosados de la bodega.
- Y yo que tu no bebías cuando estabas de servicio- le dijo Tina en un susurro.
- ¡No lo estoy!- protestó Juan
- No, pero vas a estarlo dentro de un momento: “Quid pro quo”, ya lo sabes.

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