martes, 5 de mayo de 2015

Catando con Tina





Abre la mente antes de abrir la botella.
Líbrate de los prejuicios. Si no conoces el vino, ni la zona de la que proviene, ni la uva con la que se elabora, si no lo has probado antes, dale una oportunidad al vino y a ti mismo:
No dejes que sean los prejuicios de otros los que decidan el tuyo.


El hábito no hace al monje
¡Claro que nos gusta la moda!
Vestir bien, realzar la personalidad, tener un estilo propio y conseguir un mayor atractivo; pero no nos olvidemos qué dentro tiene que haber un cuerpo que responda y un alma que transmita.
Es importante que la botella esté bien vestida, pero recordad que lo realmente importante es el contenido.
Juzgad al vino cuando lo tengáis desnudo en la copa y no antes de haberlo probado. Y, si está bueno, dejad de juzgarlo y empezar a disfrutarlo.

Naturalmente dulces

Tienen el puntito justo de dulzura, saben ser más ligeros sin perder intensidad y no nos gusta dejarlos para el postre, les preferimos en el aperitivo...o solos.
Son elegantes, tienen ese estilo clásico que hace que nunca pasen de moda, saben estar y algunos van mejorando y ganando atractivo con los años.
¿Hablamos de hombres o hablamos de vinos?


Edad y calidad

Un vino no es mejor por tener más años o más tiempo de barrica.
Hay vinos excelentes sin necesidad de crianza, vinos frescos, jóvenes intensos, vinos en los que la variedad es la protagonista, y se presentan desnudos y orgullosos de su cuerpo, como es el caso de Piedra Azul.
A otros les gusta vestirse, envolverse en roble francés, con algún toque de roble americano y se toman con calma el camino hasta nuestras copas, como el Piedra Roble.
Vinos distintos para momentos distintos, para gustos distintos.
Al fin y al cabo la elección de un vino ha de ser una cuestión de gusto.De tu gusto

¡A la cocina!

Vamos a hacer un viaje aromático con nuestra nariz sin salir de la cocina.
Para que podáis saber como y a que huele un vino tenéis que poner a trabajar vuestros sentidos e ir creando una biblioteca aromática en la memoria. Vamos a empezar por abrir los botecitos de plantas y especias que tengamos : pimienta, pimentón, clavo, canela, menta, perejil, laurel, albahaca...
Oled las frutas, las verduras, los yogures y mermeladas. Oled los guisos, oledlo todo.
Entrenad vuestra nariz en uno de los mejores gimnasios, el que tenéis más a mano y el más barato: vuestra cocina.