sábado, 5 de julio de 2014

El misterio del enólogo desaparecido (2ª Parte)

E7. Jules y su moto

Cuando el domingo pasado apareció en EstanciaPiedra después de salir de Burdeos, recorrer el Duero hasta Oporto y volver desde Oporto hasta Toro, se encontró a Tina en la viña como él esperaba, pero también como si ella le hubiera estado esperando.

No hizo ni un solo gesto de extrañeza al verlo,a pesar de que se suponía que él estaba en Francia . Ella se limitó a besarle levemente haciéndole sentir una descarga eléctrica que a punto estuvo de hacerle caer de la moto. Descabalgó y metió la mano entre ese pelo que le volvía loco para sujetarla, para ser él quien marcara el ritmo del beso, para dejarse de juegos y saber hasta que punto estaban sintiendo lo mismo, Sentían lo mismo, estaba claro. No se entretuvo en quitarse la chaqueta, a pesar de que estaba sudando, porque no pensaba quedarse allí, solo quería raptarla como un caballero antiguo, llevarla a la grupa pegada a su espalda para perderse juntos por unas horas. Solo quería eso. Solo la pedía eso. Por ahora.

En fin, que el domingo pasado decidió que no podía volver a Burdeos así, que necesitaba tenerla cerca y ver en que quedaba todo. Era imposible saber que había entre ellos viéndola a salto de mata entre viaje y viaje.
Se moría por verla y le comían los celos entre viaje y viaje.

Empezaban las fiestas de San Pedro en Zamora y Tina le dijo que había muchas cosas interesantes y a Jules le había sonado a invitación, a que ella le quería aquí.
Así que había decidido adelantar quince días sus vacaciones y empezar a disfrutarlas ya. Con ella.

Ayudarla a resolver el misterio del enólogo desaparecido era una disculpa tan buena como otra cualquiera.


E8.- "...pero siempre hay un tren que desemboca en Madrid"

Fede, antes de desaparecer, había dejado dos sobres: en uno estaban las llaves del coche que le había regalado y elegido su padre y que siempre odió y en el otro las del piso alquilado junto con un cheque que cubría la deuda con la casera. Al entrar en la casa encontraron su ropa, su móvil y una escueta nota: “Me voy, no me busquéis. Quizá algún día vuelva, ahora no lo se”

Su amiga María buscó en los recuerdos de los últimos meses, de las últimas conversaciones, buscó alguna señal que anticipará este adiós, pero no encontró nada.Es cierto que durante los dos últimos años había cambiado mucho, tenía nuevos amigos, pero ella los conocía a todos y ellos tampoco esperaban esto. Creía que los conocía...ahora ya no estaba segura de nada.

María no podía quedarse tranquila. ¿Y si le habían raptado? ¿Y si le habían asesinado? Una nota de despedida como esa parecía forzada, como si alguien le hubiera obligado a escribirla.

La familia no quería presentar una denuncia: ¡no vamos a estar en boca de todos!, dijo su padre, y añadió que no reconocía al hombre en el que se había transformado su hijo, ni sabía nada de la vida que llevaba, ni de la gente que frecuentaba desde que no vivía en casa.

La policía, sin una denuncia por su desaparición, no haría nada y por eso María recurrió a Tina, a su instinto y perspicacia, a su constancia.
Se lo había contado ya por teléfono, pero aprovecho que tenía un par de días libres y los unió al fin de semana para encontrarse con su amiga en Madrid:¡Qué ganas tenía de verla!

Tina salió de Zamora el jueves, pero Jules estaba ya en Madrid. Jules era Jules y no podía perderse el concierto de los Rolling, ni dejar de perderse solo en Madrid, ¡Qué ciudad!
Solo o con gente, con mucha gente, periódicamente necesitaba su dosis de Madrid.
¿Y con Tina? La mezcla tenía que ser explosiva y estaba deseando conocerla, sentir la ciudad con ella, sentirla a ella.

De fondo, en la calle, seguía sonando la misma canción:
"...pero siempre hay un fuego que se enciende en Madrid"


E9.-If you start me up I'll never stop

Jules no era muy de los Stones, aunque todo lo que le sonaba a Piedra le gustaba, le llevaba a la viña, imaginaba a Tina allí...y le pasaba lo que le estaba pasando ahora: olvidarse de todo para pensar en ella.

A lo que vamos, Jules no era muy de los Rolling, pero su padre sí y le había sorprendido con el regalo de la entrada para ir al concierto del Bernabeu, dándosela como si fuera un pasaje para llegar al Grial. Y en cierto modo así fue: una conjunción eléctrica de miles de personas de varias generaciones, unos apasionados por la música, otros por el espectáculo del escenario o de las gradas, otros atrapados por el magnetismo de unos hombres que llevan atravesando varias décadas sin dejar de dar brincos bajo los focos o detrás del telón.

Irene, María y Tina le esperaban sentadas en una terraza de la Plaza Santa Bárbara, junto a su hotel. Él las había estado observando desde el balcón de la habitación y había disfrutado viendo a las tres amigas sonrientes y felices de estar juntas. Sabía que entre las tres habían recopilado ya mucha información sobre el caso, pero ahora sería él el interrogado cuando Tina les presentara.
No sabía que habría dicho a sus amigas, si es que les había dicho algo, ya que iban a pasar estos días juntos, pero él dormiría en el hotel y ella en casa de sus padres, o al menos esos eran los planes o la falta de planes.
Por fin se decidió a bajar a su encuentro. Vió como se volvían a mirarle guiadas por los ojos de Tina y se dió cuenta de que algo sabían, incluso era posible que supieran más que él sobre lo que había entre ellos..
Presentaciones, besos en las mejillas y unas ganas locas de recorrerla con algo mas que sus ojos después de dos largos días sin tenerla cerca.

Desde el concierto del miércoles Jules tenía el martilleo de las letras distrayéndole. A ella esperaba haberla visto el jueves, cuando llegó a Madrid, pero Tina tenía compromisos de trabajo y familiares y no fue posible. Y ahora estaba sentada frente a él, entre sus amigas, esperando a alguien mas con quien habían quedado para ir a comer, con un día por delante en él que no podrían estar solos y en él que tendría que ver hasta donde quería Tina mostrar sus sentimientos en público.
La música seguía sonando dentro de Jules:

I can’t get no satisfaction, because I try and I try and I try, I can’t get no...


E10 Pelea de Gallos

Se fueron a comer casi al lado, a "The Patio", un sitio superchulo, con cocina de Asiana y buen ambiente..

Fernando, desde que había llegado, se estaba comportando como lo que era: un encantador de serpientes, bromista y gallito, que se crecía cuando tenía público.

Jules, que no se había quitado las gafas de sol en ningún momento, hablaba con María e Irene como si se conocieran de toda la vida. Mientras Tina lo observaba, él sacó un cigarro y lo encendió con un gesto muy “film noir”, sujetándolo con los labios fruncidos y dejando salir la primera bocanada de humo con tanta lentitud como el resto de sus movimientos: era un acto de afirmación, marcando su territorio y su origen, aunque no le hubiera hecho ninguna falta, porque, apenas sin moverse, relajado sobre su banqueta, alargando el brazo de vez en cuando para coger la copa de vino o un poco de hummus, tenía pendientes a la mayoría de las mujeres y a algunos hombres de los que llenaban la terraza.
Tina sabía bien cómo manejaba Jules la voz y su acento, estaba convencida de que regulaba la intensidad del toque francés como le daba la gana y ahora…¡Ay, ahora! Incluso sentada del otro lado de la mesa, incluso con el bullicio del local, sentía el efecto de su voz grave y sus erres.

No pudo resistir el impulso de levantarse con cualquier pretexto, saludar a unos amigos en la barra creo, para pasar a su lado, apoyarse en su hombro, inclinarse sobre su espalda y preguntarle al oído como si fuera la perfecta anfitriona:
-¿Estás a gusto? , parece que conectas bien con mis amigos.
Jules ni siquiera volvió la cabeza para contestar:
-Todo perfecto, Tina, te agradezco mucho que me hayas traído al grupo. Tendréis que ponerme al día de lo nuevo que sepáis sobre el caso ¿no, María?
-Ahora os cuento, en cuanto vuelva Tina, ¡no te enrolles y no tardes!- dijo María.
Pero Tina no llegó a escucharla, anestesiada por el frío y aséptico tono de Jules, se fue sin volver la cabeza. Pasó por el lavabo y cuando volvió se encontró a todos hablando de Fede.
María había vuelto a estar con los conocidos comunes y había descubierto que uno de ellos se lo había encontrado con frecuencia en Madrid durante los últimos meses, siempre en la calle, acompañado por el mismo tío, del que era incapaz de recordar el nombre, pero al que describió muy bien.

Fernando, de repente, recordó habérselos encontrado también. Fede le dijo que iban con prisa y presentó a su amigo escuetamente.

Las especulaciones se iban animando con la comida y el vino. Los chistes y los tonteos de Fernando con las tres mujeres también.
Y Jules seguía sin quitarse las gafas de sol. La luz era intensa, Tina imaginaba que los ojos de Jules podrían llegar romper los cristales con la suya en cualquier momento.

-¡Qué pena que no fuéramos una de nosotras quien los viera!,nos acordaríamos del nombre del que iba con Fede y hasta de la marca de sus gafas de sol- dijo María intercambiando una rápida mirada con Tina que, a su vez, miró significativamente a Jules, que siguió sin inmutarse.

-Me los encontré de compras -dijo Fernando- llevaban varias bolsas y estaban a punto de entrar en Lavinia, la tienda de vinos. Iban riéndose y Fede parecía otro, vestía diferente, con ropa un poco...así como un poco gay, ya sabéis, no de su estilo.

-No. Yo no se que quieres decir, será cosa del idioma- saltó Jules, frío y duro como un resorte. Llevaba horas aguantando a ese tipo y sus ganas de llamar la atención. Llevaba horas aguantando la falta de atención de Tina. O eso le parecía a él.

La verdad es que el tonillo de Fernando había sido más molesto que las palabras. Todas conocían su toque de machito, pero Tina vió ahora el de gilipollas. Y vio claramente la diferencia entre los dos hombres sentados a la mesa.

-Pues eso, tío, ya sabes…-insistió Fernando.

Ellas vieron venir la pelea de gallos y fueron rápidas.Tina se levantó e hizo señas a Maria para cambiarle el sitio mientras oía a Jules empezar a soltar un par de frases en francés de las que solo fue capaz de entender :
-“Oh, mais qu’il est con!”.

Tina se sentó junto a Jules y, cogiendo su mano. se la llevó a los labios para darle un beso largo en la palma, luego le presionó ligeramente el muslo para tranquilizarlo, notando la tensión de sus músculos bajo los vaqueros negros.
Jules, se quitó las gafas, miró a Tina a los ojos y susurro:
-Je voudrais tellement t'embrasser!, Je peux?
Tina dió un sorbo a su copa de vino y le respondió levantando la cabeza y entreabriendo los labios para esperarlo.


E11. Peligro de incendio

(Dedicado a todos nuestros amigos bomberos, para que no tengan que apagar mas fuegos que les pongan en peligro que los que encienda la pasión de un beso)

-Así es como me gusta catar los vinos- dijo Jules sonriendo.

Tina notó que el silencio y las miradas les rodeaban tras el beso de película de Jules, un beso que él había comenzado sentado y había terminado poniéndose de pie e inclinándose sobre ella, sin apartar en ningún momento las manos, que enmarcaban la cara de Tina, sujetándola, sin dejar despegar sus bocas.
Fue tan espectacular que solo le faltó saludar antes de volver a sentarse.
Luego, viendo la cara de los amigos de Tina, Jules supo que ella no les había contado nada de lo que había entre ellos. La de Fernando era todo un poema y, de hecho, tardó cinco minutos en poner una excusa y marcharse.

-No hay nada que contar- dijo Tina adelantándose a las preguntas de sus amigas
.
-Ya sabéis, no hay nada de nada, así que, si desaparece ella también, a mi no me hagáis preguntas- dijo Jules riéndose.

-¡Menos mal que no hay nada! ¡Si llega a haber algo incendiáis el local!.

-Por eso ahora no podemos besarnos en el campo- siguió Jules, sin dejar de reírse- tenemos que tener cuidado para no hacer trabajar a nuestro amigo David Villorejo,el bombero. Y atrajo a Tina hacía él rodeándola los hombros y haciendo peligrar la estabilidad de la banqueta.

-¡Me vas a tirar!-dijo Tina-

Y con eso ya estallaron de risa todos, incluida ella.

Jules se levantó y la beso en el pelo diciendo:
-Os doy diez minutos para que habléis y vuelvo.

Tina, por primera vez, hizo a sus amigas un resumen de su historia con Jules, que incluía lo que estaba pasando entre ambos y les dijo que creía que ninguno de los dos tenía nada claro.

Esa última frase coincidió con la llegada de Jules, que comentó:
-Parle pour toi!
-Menos mal que, por lo menos, ya tengo permiso para besarte en público- agregó con sorna.

-Bueno,bueno... eso son cosas vuestras y ya las hablaréis, pero ahora se nos va el tiempo. Vamos a hacer un plan para ver por donde seguir avanzando con el tema de Fede. He pensado preguntar en una de las tiendas donde estuvieron comprando, trabaja allí uno de mis primos y suelen tener una clientela de habituales, por lo que puede que conozcan al amigo misterioso. Si queréis podemos pasarnos luego,a última hora, cuando vayan a cerrar-dijo María

-Ah, entonces tenemos tiempo para una siesta..., ¡hace mucho calor ahora!-dijo Jules

-Hay que ver lo pronto que los extranjeros aprenden esa palabra, les encanta lo de la siesta

-Jules habla muy bien español, se nota que tiene un perfecto dominio de la lengua- dijo María con una sonrisa maliciosa.


E12 La metamorfosis de Fede

Hay tiendas en las que uno entra desde la calle para sentirse rodeado de cosas bonitas y que huelen bien, para cambiar el ruido por la música, para ser recibido con una sonrisa. La tienda de Luis, el primo de María, es así. Hay que resistirse para no estar acariciando la fina piel de los complementos o el tacto de los tejidos de camisas y camisetas. Y vaqueros, muchos vaqueros.
Antes de que nos diéramos cuenta Jules había desaparecido en los probadores con un montón de cosas.

Luis conocía perfectamente a Fede y al amigo misterioso, clientes habituales y compañeros de alguna noche de copas. A veces sólo pasaban por la tienda para que Luis les descubriera algún vino y sentarse a tomarlo con él tranquilamente. Porque en “La Sacristía” siempre había tiempo para una charla y una copa.

-No os voy a dar el nombre de su amigo, no debo, porque si ellos no han querido dejar rastro lo vamos a respetar, pero si os puedo contar que se han ido juntos, o, mas bien, que Fede se ha ido con él, que es el propietario de la empresa en la que trabajan.

-Al amigo de Fede lo conozco desde hace años y nunca hemos dejado de vernos, a pesar de que él siempre ha trabajado fuera de España y a Fede lo conocimos juntos en el Wellington, trabajando en una presentación de vinos a la que nos habían invitado. Ellos conectaron rápido y se hicieron muy amigos porque tienen mucho en común, los dos vienen de familias del mismo estilo y han tenido, o sufrido, la misma educación:
-Han estado encontrándose en Madrid durante los últimos meses, pero a Fede Madrid le ahoga: si se queda en casa de sus padres mal y si no lo hace peor. Hiciera lo que hiciera siempre tenía un profundo sentimiento de culpa. No ir a ver a sus padres cuando venía un fin de semana le dolía, pero ir a verlos le dolía más porque de repente con ellos todo eran reproches, incomprensión, malos entendidos y discusiones…
-No, no creo que Fede sea gay, o, si lo es, aún no lo sabe. Su amigo si, como yo, pero entre ellos la relación es únicamente de amistad, de identificarse porque han tenido que salvar las mismas barreras. Se ha ido porque necesita respirar, ha cambiado de mundo, ha descubierto que hay vida más allá de la del círculo en el que se ha venido moviendo, que puede tomar sus propias decisiones, elegir sus amigos y sus camisas.Y tener valor para elegir la ropa, saber que es lo que uno quiere llevar puesto, no es ninguna tontería, es un acto de afirmación y de formación de la personalidad-dijo Luis muy serio- y continuó diciendo:
-Han emprendido juntos un proyecto de trabajo muy interesante y necesitan espacio para ponerlo en marcha, no quieren. interferencias que les condicionen y han puesto tierra de por medio.
-Puedes estar tranquila María, podéis estar tranquilos porque Fede está bien. Necesitaba soltar amarras y lo ha hecho. A tí te quiere mucho, pero no te ha contado nada para no ponerte en un compromiso con sus padres si llegaban a hacerte preguntas.
-Tendremos noticias suyas en unos meses, seguro, cuando él crea que es el momento, complete la metamorfosis y terminen la puesta en marcha de su proyecto que, por lo que yo se, va genial.
-Así que vamos a abrir una botella de Pride of Paredinas, que la ocasión y este francés que tenemos en el probador lo merecen.



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