sábado, 19 de julio de 2014

El Misterio del Sumiller Infiel (Primera Parte)



1. Ser sumiller

Al terminar de trabajar se sentaron en la terraza y sacaron las botellas que habían catado por la mañana, vinos de las primeras añadas de la bodega, que ahora iban simplemente a disfrutar mientras charlaban.

Tina no quería contarles nada del nuevo caso hasta que llegara Jules: había llamado a mediodía para decir que ya estaba en camino pero que había parado a comer en Losar de la Vera, en el Carlos V, y calculaba que llegaría sobre las siete de la tarde.

Diego, el veinteañero que estaba haciendo sus prácticas de sumiller en Estancia Piedra, no se perdía ni un comentario de los que estaban haciendo sobre los vinos.

-Bueno Diego, cuéntanos que es para ti un sumiller y porque decidiste prepararte para serlo, le preguntó Marijose, la enóloga.

-Porque me gusta todo lo que tiene que ver con el mundo del vino y el trato con la gente y quiero hacerlo bien, saber catar y saber tratar, contestó

-Buena definición, dijo Tina. Nuestro sumiller misterioso e infiel, un sumiller ya experimentado y tan bueno como llegarás a serlo tu, dice que su profesión consiste en hacer que el cliente, disfrute al máximo de la comida, los vinos, el servicio...haciendo que su presupuesto y el objetivo por el que ha ido al restaurante obtengan los mejores resultados posibles. Obviamente no os puedo contar como se llama, digamos que Pepe, para entendernos. os adelantaré también algunos detalles, como que es de mediana estatura, delgado, inquieto y con ese toque de pulcritud y caballerosidad de los buenos camareros, de los de raza.

La nube de polvo que se acercaba por el camino les adelantó quien llegaba a toda mecha con la moto.


S2.- El cuaderno de cata.

Pepe, el sumiller, era sumamente meticuloso y anotaba cada uno de los vinos que cataba, aunque ya lo conociera, aunque lo hubiera servido el día anterior, siempre había una nota diferente, un matiz que distinguir.

Creó su propia ficha, mucho más completa que cualquiera de las que utilizaba cuando asistía como jurado a los concursos, mucho más que ninguna de las que había visto. Con el paso de los años, los viajes, los nuevos conocimientos y las nuevas modas, la ficha se había ido enriqueciendo y complicando.

El cuaderno de cata le acompañaba siempre y lo guardaba con el mismo mimo y secretismo con el que guardaría su diario una adolescente. Alguna vez, en broma, habían tratado de quitárselo y ver sus notas y no solo había sido imposible, sino que se había enfadado muchísimo.

A estas alturas ya tenía la certeza de que nunca iba a poder tener en sus manos algunas botellas, algunos vinos míticos, que por mucho tiempo y dinero que dedicara sería imposible llegar a catar ni siquiera una milésima parte de los vinos de los que ya conocía el nombre. Y seguían naciendo otros. Y seguían sorprendiéndole los viejos conocidos tanto como los recién llegados. Y seguía abriendo con la misma pasión cada botella.

Lo que tampoco sabía nadie es que identificaba cada vino con una mujer y para ellas también tenía una ficha de cata. Y algunas de las fichas no estaban en blanco


S3. Una cata de Burdeos, según Tina.

Tina se preguntó cómo serían las fichas de cata de Pepe, como describirían los vinos catados y que buscaría que tuvieran las mujeres deseadas.

Recordó las fases básicas de cata: visual, olfativa y gustativa.

Cerró los ojos para la fase visual y recordó como se oscurecía el pelo de Jules al salir mojado de la ducha, añadiendo matices al secarse y comenzar a brillar y el color de sus ojos castaños con chispitas, como madera recién encerada y los claroscuros que marcaban los músculos en su piel de tostado medio y la sombra de la barba al despertarse por la mañana...Limpio. Brillante. Intenso.

Con la nariz junto a su cuello, cuando van juntos en la moto, a copa quieta, Tina aspira lentamente y entonces aparecen las grosellas negras junto con notas características de la madera francesa: frutos secos, miel, tabaco, especias y balsámicos.

Al agitar ligeramente aparecen aromas más complejos que se van ampliando y complicando en un maravilloso bouquet si sigue agitándose. Sudor,cuero, chocolate, especias, cassis, cedro, trufas, nueces, ciruela, sándalo...Los dos Cabernet y el Merlot. Realmente tenía un Grand Cru de Burdeos en sus manos...

-¿En que piensas?-preguntó Jules al encontrarla sentada en la terraza y mirando absorta la copa de vino.

-Tina se sobresaltó, levantó los ojos y le miró a contraluz dándose cuenta de lo pobre que se había quedado en la descripción de su fase visual.

-Ya ves, el tema del sumiller infiel y sus fichas de me estaba haciendo repasar mentalmente mis últimas catas siguiendo las fases por orden. Iba a comenzar ahora con la gustativa.

- Pues si quieres lo hacemos juntos, dijo Jules.-

Y cogiendo la copa de Tina dio primero un sorbito, lo paladeo, trago y volvió a acercársela a los labios,apurando esta vez lo que quedaba.

-Y ahora, Tina, vamos a ver si este vino esta a la altura de lo que promete y es suculento, sedoso y con un final largo y persistente en boca.-dijo mientras se inclinaba hacia ella.


S4. Buscando el Norte

-Infiel, infiel..., ¿tú que entiendes por infiel?
Lo habían discutido en grupo, con los amigos, a solas... y se había convertido en un tema de conversación interminable. Ahora, mientras se organizaban para el fin de semana, seguían con lo mismo. Y seguían sin ponerse de acuerdo.

Era una cuestión de sexo. Y de sexo. Se habían creado dos corrientes de opinión divididas por sexos y cada una de ellas tenía una consideración distinta sobre la importancia del sexo en la infidelidad.

Tina eludió la respuesta y, en cierto modo, empezó a arrepentirse del nombre que había dado a este Misterio, porque les estaba haciendo irse por las ramas.

-Centrémonos en el caso ahora: Pepe es infiel a los vinos e infiel a las mujeres a las que ama, aunque él dice que lo que tiene son fidelidades simultaneas. Además, lo describe con todo lujo de detalles en su cuaderno de catas y de ahí que la pérdida, o robo que es lo mas probable, sea un problema muy serio, porque aparecen algunos nombres conocidos e importantes.-dijo Tina

-Pues, ¿sabes que te digo? que si la pista nos lleva en busca del Norte, estoy encantado de ir a buscarlo contigo. Tenemos demasiado calor y no nos vendrá mal la brisa del Cantábrico para refrescarnos un poco.-remató Jules mientras marcaba el teléfono de su amigo David para pedirle prestada su caravana vintage.























S5.-Nadie nace sabiendo, Pepe

Fue Rosa, su primera jefa, quien le regaló, junto al cuaderno en el que anotar sus catas, el afán de superación, la curiosidad y las primeras lecciones sobre el servicio del vino. Le enseñó la importancia de los preliminares, el rito, la paciencia. Le enseñó que en el vino, como en el amor, cada gesto tiene importancia y que hay vinos de callejón y portal, crudos, de trago y golpe de cristal sobre el mostrador, y otros en los que el cortejo te hace disfrutar tanto o más que poder por fin saborearlos, vinos en los que el antes y el después son tan importantes y más largos que el tiempo que permanecen en la boca.

-Nadie nace sabiendo, Pepe, le repetía como un mantra para darle ánimos cada vez que rompía un corcho o goteaba sobre el impoluto mantel. Nadie nace sabiendo.

Ella no había tenido una vida fácil. Entró a servir siendo casi una niña y había crecido entre los fogones y los comedores de casas ajenas y, afortunadamente para ella, muy buenas. El matrimonio la llevó fuera de España para hacer lo mismo por más dinero. Y ahorró, y se quedó viuda, y volvió para llevar a cabo su sueño de tener un restaurante y poner en práctica todo lo que había aprendido durante esos largos años de trabajo.

En aquel restaurante pequeño, de pocas mesas, y platos y vinos bien elegidos, entró Pepe a trabajar a los dieciséis años y allí se fraguó su futuro como sumiller y como hombre.


Foto: S6.-Mensaje en una botella

Se encontró la foto en el buzón, dentro de un sobre y sin nota, pero no hacía falta: sólo había dos personas que podían habérsela enviado y él sabía quienes eran. La foto aún decía más cosas, muchas más, pero era incapaz de digerirlo solo.

Pepe llamó a Tina por teléfono inmediatamente:
- ¿Te pillo bien?

-Si, acabo de entrar en casa y estoy sola, contestó Tina.

-Acaba de llegarme una foto de una botella de Lagarona: ahora ya no tengo ninguna duda de que me robaron el cuaderno y casi se con certeza quien lo hizo. 
Mira, Tina, continuó Pepe, desde la primera vez que probé Lagarona, el de la cosecha 2001 que fue la primera añada, supe con que mujer quería beberlo y de que mujer sería la cata que acompañara a la del vino-dijo Pepe. Esto puedo contártelo a tí porque sé que lo entiendes, que me conoces bien y que sabes el inmenso respeto y la gran admiración que tiene que inspirarme una mujer para que yo escriba así sobre ella. 
A veces ha sido real, a veces sólo imaginario, pero siempre un sentimiento intenso y siempre con mujeres a las que he tenido oportunidad de conocer, aunque no haya conseguido, en todos los casos, estar con ellas como me hubiera gustado.

-¿Y con ella?...Bueno, no me contestes ahora Pepe, pero espero que me digas al menos quien es, si quieres que sigamos ayudándote a buscar el cuaderno. Necesito pistas.

-Nosotros cerramos el restaurante por vacaciones  desde hoy hasta el lunes cuatro, si quieres puedo acercarme a Zamora este fin de semana, te llevo la foto y lo hablamos con calma, ¿está Jules ahí?

-Hoy no, y no dijo que viniera este fin de semana, aunque con Jules nunca se sabe, pero vente de todos modos, se supone que tu amiga soy yo.

- Ahora Jules también lo es y, además, hay cosas que un hombre, y mas  como él, va a entender mucho mejor y me va a servir de apoyo moral para no parecerte un completo idiota.

- ¡Hombres...!, suspiró Tina.

(Continuará)
Puedes entrar en el blog de Tina si quieres leer todos los anterioresS6.-Mensaje en una botella

Se encontró la foto en el buzón, dentro de un sobre y sin nota, pero no hacía falta: sólo había dos personas que podían habérsela enviado y él sabía quienes eran. La foto aún decía más cosas, muchas más, pero era incapaz de digerirlo solo.

Pepe llamó a Tina por teléfono inmediatamente:
- ¿Te pillo bien?

-Si, acabo de entrar en casa y estoy sola, contestó Tina.

-Acaba de llegarme una foto de una botella de Lagarona: ahora ya no tengo ninguna duda de que me robaron el cuaderno y casi se con certeza quien lo hizo.
Mira, Tina, continuó Pepe, desde la primera vez que probé Lagarona, el de la cosecha 2001 que fue la primera añada, supe con que mujer quería beberlo y de que mujer sería la cata que acompañara a la del vino-dijo Pepe. Esto puedo contártelo a tí porque sé que lo entiendes, que me conoces bien y que sabes el inmenso respeto y la gran admiración que tiene que inspirarme una mujer para que yo escriba así sobre ella.
A veces ha sido real, a veces sólo imaginario, pero siempre un sentimiento intenso y siempre con mujeres a las que he tenido oportunidad de conocer, aunque no haya conseguido, en todos los casos, estar con ellas como me hubiera gustado.

-¿Y con ella?...Bueno, no me contestes ahora Pepe, pero espero que me digas al menos quien es, si quieres que sigamos ayudándote a buscar el cuaderno. Necesito pistas.

-Nosotros cerramos el restaurante por vacaciones desde hoy hasta el lunes cuatro, si quieres puedo acercarme a Zamora este fin de semana, te llevo la foto y lo hablamos con calma, ¿está Jules ahí?

-Hoy no, y no dijo que viniera este fin de semana, aunque con Jules nunca se sabe, pero vente de todos modos, se supone que tu amiga soy yo.

- Ahora Jules también lo es y, además, hay cosas que un hombre, y mas como él, va a entender mucho mejor y me va a servir de apoyo moral para no parecerte un completo idiota.

- ¡Hombres...!, suspiró Tina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario