lunes, 7 de julio de 2014

Entremisterios Jules come en Ávila: Cinco en el 5

Ávila está envuelta en la muralla como un bombón en su papel de plata, hay que ir destapándola y encontrar entre rincones y recovecos la mezcla de sabores y texturas que tiene dentro.
Y como una metáfora dentro de la metáfora está el 5.

Chelo, Inma y David habían formado un grupo que necesitaba reunirse de vez en cuando en torno a una mesa para volcar las ideas y las risas, porque los cabreos los dejaban antes de sentarse, aparcados en la acera como la moto de Jules, o como la de Pedro.
Sus comidas de largas sobremesas, como tiene que ser, siempre terminaban con algún proyecto nuevo, nuevos amigos y un persistente buen sabor de boca.

Hay que decir que la elección del restaurante siempre era muy importante, fundamental, y esta vez querían enseñar a Richard y Jules, que se habían animado a acompañarles, una forma de cocinar absolutamente clásica y absolutamente creativa, con raíces como las de la cepa con la que presentan los aperitivos: la cocina de Pedro G. Mato

Parfait, como el Parfait que tomamos acompañado de un Cantadal dulce sorprendente, tanto como la exquisita selección de quesos españoles con la que presumieron delante de los franceses. Una sucesión de platos y vinos, sin prisas, sin pausas innecesarias, cuadros de una exposición comestible que les fue llevando sin que se dieran cuenta a las siete de la tarde.

De esa comida han salido muchas cosas, de la sobremesa con Pedro y los cocktails de Iván otras, pero la más importante, con la que se quedó Jules, es que el futuro se está creando entre las piedras de ciudades pequeñas que cimientan ideas grandes.








Fotos de David Villorejo y Chelo Miñana    www.5restaurante.com


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